Autonomía de las mujeres, fundamental para la democracia

Cristina Renaud y Dunia Rodríguez
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Una mujer cambia cuando está en la política, pero la política cambia cuando muchas mujeres participan políticamente, asevera Clara Scherer Castillo, fundadora de la asociación civil Inclusión Ciudadana, organismo a través del cual trabaja por los derechos de las niñas y niños, así como de las mujeres.

“El nombre lleva nuestra misión, allí inscrito”, dice, al tiempo de comentar que desde su época de estudiante se involucró en diversos movimientos sociales que se generaron en la Universidad Nacional Autónoma de México, apoyando huelgas o paros, marchando o haciendo lo que estuviera en sus manos para colaborar.

Pero hoy, además de Inclusión Ciudadana, Clara participa en un grupo plural donde las acciones están enfocadas a los derechos políticos de las mujeres. “En este grupo plural el objetivo fundamental es ayudar a que más mujeres lleguen a puestos de toma de decisión”.

“Sí, creemos que la política de este país necesita un cambio urgentísimo, y creemos que una fuerza que puede ayudar mucho a ese cambio son las mujeres”, porque si bien “una mujer cambia cuando está en la política, también muchas mujeres en la política cambian la política”. De ahí la necesidad de que haya “muchas mujeres en política”.

Expresa Clara Scherer Castillo que la presidencia de la República está a la espera de una mujer, y esa posición será ocupada más pronto de lo imaginado; sin embargo, un requisito para la democracia es hacer realidad la autonomía de las mujeres.

Además, apunta, en la vida política las mujeres deben aprender a pactar y establecer reglas mínimas que todas respeten para avanzar.

“Hay dos o tres reglas para el procesamiento de las cosas internas, creo que es muy importante porque hemos sumado y se han sumado con nosotras la experiencia de muchos estados, entre ellos Chihuahua, que lleva muchos años luchando por la paridad”. El caso de Chiapas es otro ejemplo, anota, donde también se ha logrado incluir la paridad en la constitución local, que a diferencia de Chihuahua, no tiene candados y “ésta es la primera elección donde vamos a ver qué tan cierto y qué tan respetuosos son los partidos políticos para acatar esta nueva normatividad”.

Agrega que se está trabajado con las mujeres de Oaxaca y en Quintana Roo, donde los candidatos a gobernador firmaron un pacto por la paridad, “un pacto para hacer avanzar el tema de las mujeres en la toma de decisiones políticas”.

Lo importante, expresa, son las ganas y “esa motivación que tenemos todas para que este país sea diferente; un país en donde quepamos todas y todos, donde tengamos acceso a todos los derechos, y creo que es el piso fundamental para el desarrollo de una sociedad”.

PARA MUJERES NO HAY LUGAR

Clara Scherer es especialista en estudios de género, pero en su juventud sus intereses se enfocaban a estudiar ingeniería de minas. De ahí que viviendo en el estado de Guanajuato, se acercó a la Facultad de Ingeniería pero no fue aceptada.

“Me dijeron ‘aquí no hay lugar’. Hoy me pregunto si no había lugar para mujeres o no había lugar en serio”, comenta para TODAS.

“Estudié en varias escuelas, todas fueron importantes en mi formación. La primera fue el Instituto Félix de Jesús Rougier, una escuela de monjas en la colonia Florida; después me cambiaron al Colegio Madrid, en donde fui la más feliz del mundo”.

De ese colegio le queda la impresión de una vida de lucha por los valores democráticos, “aunque no se nombraban, sí fue una formación dentro de este espíritu de tolerancia, de respeto a la diversidad, de respeto a los demás, a la palabra española; fue muy importante”.

Después, en Guanajuato, tras la negativa en la Facultad de Ingeniería, optó por ingresar a la carrera de Historia, “una carrera que ya para esas fechas era marcada como sí posible para las mujeres”.

Luego vino la decisión de dejar Historia por no cubrir sus expectativas y decidió volver a la Ciudad de México, donde ingresó a la “Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, escuela de la que sigo siendo alumna y seré alumna para siempre”.

OAXACA, UNA ESCUELA

Clara Scherer Castillo reconoce que su gran escuela fue Oaxaca. “Ya habían nacido dos de mis hijos, yo estaba y sigo estando enamorada de mi marido, y decidimos hacer un proyecto de vida en Oaxaca”.

¿Qué enseñanzas te dejó Oaxaca?

“Llegué y estudié Historia, pero nunca nos hablaron de zapotecas vivos, ni de huaves ni de mixes; eran palabras para mí, ya no digas concepto, cultura y persona, sino como palabras eran totalmente extrañas a mí, aun habiendo estudiando siempre historia de México”. En Oaxaca el tema de la pobreza se vive y se siente todo el tiempo, está en todos lados. “No puedes pasar sin conmoverte, sin que te mueva profundamente todo lo que has creído, los valores, la igualdad, lo que sea”, dice.

“La belleza, el pensamiento, la espiritualidad de los pueblos de Oaxaca te tocan de una manera profunda, no vuelves a ser la misma después de que has vivido un tiempo con la gente de Oaxaca”.

La vida en Oaxaca le dio grandes enseñanzas y maestras, como Margarita Dalton, “una excelente profesora, una mujer profundamente enamorada de la vida de Oaxaca”. Ella le enseñó a observar, a detectar la injusticia, “y fue que empecé a darme cuenta de la falta de derechos de la mayoría de las mujeres”. Durante el tiempo en aquella entidad, Clara Scherer colaboró con diversas organizaciones, como el Centro de Apoyo a Niños de la Calle en Oaxaca (Canica), la Casa de la Mujer Rosario Castellanos, de la cual es presidenta fundadora Margarita Dalton, y muchas más, narra.

Por los mandatos del DIF estatal y de la ley de asistencia “teníamos que tocar una serie de temas fundamentales, entre ellos la reproducción sexual”.

“En cuestión de convivencia familiar, la diversidad es mucha, y desde que nace un niño hay una serie de pautas que no favorecen a las mujeres o las niñas y la preferencia hacia el varón es marcada”, anota la pedagoga, cuya tesis de licenciatura fue sobre los discursos educativos de José Vasconcelos y de Jaime Torres Bodet sobre la exclusión de las mujeres.